Antes de que Margarita pronosticara que en las próximas elecciones las opciones Leonel Fernández-Danilo Medina encarnan la disyuntiva perder-perder, escribí en varias oportunidades que dada la firme y sostenida determinación de cambio que expresa la mayoría del pueblo, los dos cabezas del peledeísmo sabían que su partido no tenía oportunidad de retener el poder.
Y que por eso, escribí y subrayé, la lucha que libran Leonel y Danilo no es por la presidencia de la República sino por quedarse con el mayor pedazo de los despojos del partido, que les sirva para impulsar sus respectivos proyectos políticos después del 16 de agosto, como oposición del nuevo gobierno.
Eso de Danilo empujar inútilmente un penco de candidato, o de Leonel publicitarse como un eventual presidente de la República, cuando para 2020 el nuevo mandatario será quien acuda a las elecciones como representante el cambio que quiere la gente, no pasan de ser fuegos de artificios, abultados por ejecutivos que tiran al zafacón de la censura y la autocensura la responsabilidad social que deben cumplir sus medios informativos frente a la escuálida democracia que sufrimos.
De ninguna manera puede presidir el país quien haya sido responsable o pueda ser asociado o asociada a los 20 años de corrupción, impunidad y al formidable descalabro de servicios tan elementales como seguridad ciudadana, desorden migratorio, ausencia de agua y de luz, de atención debida en los hospitales, de educación de calidad, seguridad social.
No puede ser presidente o presidenta quien de cualquier manera sea responsable del gran déficit institucional que es raíz de todos los males que padecemos, etc., a pesar de que por concepto de impuestos y del enorme endeudamiento que dejan al país, y las donaciones recibidas, en las gestiones moradas se manejó varias veces más dinero que el resto de todos los gobiernos que tuvimos antes.
El áspero contrapunto que zanjó la larga rebatiña morada, cuando Leonel anunció su renuncia del partido, y Danilo lo refutó en ambiente de ataque y contraataque con severas recriminaciones, fue un round ganado por Leonel, porque mantuvo bajo control sus emociones, lo que no hizo Danilo al transpirar un encono que pudo ser apropiado para una reunión interna de partido, pero no para una transmisión que vieron las familias por televisión desde sus casas.
Aunque Leonel ya gobernó 3 veces el país, y para 2012 intentó hacerlo por una cuarta ocasión aunque no pudo -entonces dijo haber recogido más de 2 millones de firmas con esa finalidad- colocó la idea fuerza de que Danilo es un político de ambición desmedida, que no tiene límites en sus designios, lo que tratándose del jefe de estado y de gobierno lo presenta como un serio peligro para el país.
Ya Leonel fuera del PLD, cada uno por su lado, el presidente Medina vuelve a usar el estado para hacer campaña en favor de su candidato, y de paso atropellando la Constitución de la República que ordena de manera inequívoca a la Junta Central Electoral organizar elecciones justas. Y no pueden ser justas unas elecciones en las que el Presidente ande con toda su parafernalia y poderes fácticos movilizándose en favor de sus candidatos.
La Ley de Función Pública es severa y contundente, al advertir que los funcionarios públicos no pueden prevalerse de tal condición para favorecer sus intereses, e igual a Ley Electoral proscribe tal violación.
El cuento de camino de que los funcionarios pueden hacer campaña en su tiempo libre es una soberana falta de respeto a la inteligencia del pueblo. No se entiende cómo Marchena, el poeta Ramón Tejada Holguín y los come cheques que lo rodean en la DIAPE, fabricando las mil y una diabluras en contra de la oposición, no le han hecho saber a Danilo que el pueblo dominicano de hoy es el más informado que hayamos tenido jamás y que no se le puede venir con cantinfladas como esa de que se cambian de ropaje y se metamorfosean de funcionarios a activistas continuistas.
Como profesional de la química el presidente sabe muy bien lo que es el principio de ubicuidad, según el cual sólo Dios puede ocupar al mismo tiempo dos lugares distintos y que por tanto él y sus funcionarios no pueden desdoblarse.
En lo que el país debe continuar condenando la conducta del presidente Medina, que deja a los 5 integrantes del pleno de la Junta Central Electoral como unos incapaces de hacer cumplir las leyes, sin calidad para arbitrar las elecciones, Danilo parece estarle dando la razón a Leonel sobre su incapacidad para advertir los límites que le imponen la Constitución y las leyes en materia electoral.
Si no empieza a respetar las leyes estará diciendo que sólo puede hacer ganar a sus candidatos abusando de la norma y usando los recursos del Estado.
Estaría as+i contribuyendo a que su archirrival le gane un segundo round, al convencernos a todos de que en verdad lo corroe una ambición ilimitada.