Nelson Marte
Como saben los lectores de mis escritos, llevo meses sugiriendo al presidente Danilo Medina que por su conveniencia personal, familiar y la del país se concentrara en asegurar una transición tranquila, que diera paso a un cambio de mando en los términos que aspira la mayoría..
En mi escrito anterior sobre el tema lo alenté a que aprovechara los resultados de la encuesta Gallup-Hoy, dando cuenta de que las elecciones de mañana están de un solo lado, para justificar que dejara la beligerancia política partidista y se dedicaba a trabajar por esa transición.
Cuando el 22 de julio el Presidente anunció que resignaba volver a reformar la Constitución para intentar buscar un tercer mandato consecutivo, asumí que él estaba en esa onda, porque dijo, cito su discurso:
“Creo firmemente que, por más que ame servir a nuestra patria desde la presidencia de la República, por más que desee seguir trabajando a favor del pueblo dominicano, hay normas y principios que trascienden la labor de un hombre o de un gobierno, y es nuestra responsabilidad preservarlos.
Pese a ese compromiso, el Presidente se dedicó, inútilmente, a hacer todos los esfuerzos para continuar en el poder a través de Gonzalo Castillo, a quien ungió como sustituto.
Recientemente el Presidente admitió elípticamente, enconado y patético, que de nada valió la inversión de los fondos públicos, usar los estados de Emergencia, al ministerio de Salud y la lucha contra el Coronavirus, y el ventajismo de violar las leyes Electoral y de Función Pública, para impulsar a su candidato.
“Todo lo que ha pasado después de las elecciones municipales”, resumió en una parábola, “era para beneficio del PLD”, y sus candidatos.
Ocurrió todo lo contrario, el candidato de oposición, Luis Abinader, registró un 53% en la encuesta Gallup-Hoy publicada el 22 de junio, y una semana después en la Greenber-Diario Libre registraba un 56%, mostrándose que en el último tramo electoral se encuentra en una tendencia creciente. Dada su credibilidad, el mandatario no osó cuestionar esas encuestas.
Desde hace unas tres semanas circula entre periodistas que cubren la fuente presidencial la versión de que antes del referido pronunciamiento el presidente Medina tiró la toalla en la competencia presidencial, consciente de que Luis ganará las elecciones en primera vuelta, y que haría un esfuerzo por obtener un número de senadurías que le asegure su sobrevivencia política post elecciones.
Esa especie quedó confirmada cuando se vio al Presidente recorrer provincias tratando de alentar algunas senadurías.
Es en ese panorama que la misión de observación electoral de la OEA, las iglesias y los empresarios están en los hechos aludiendo a la Junta Central Electoral, al presidente Medina y a los altos mandos militares y policiales, para que sea respetada la voluntad popular.
Y ayer viernes, a dos días de las elecciones, el funcionario civil de más alta jerarquía del gobierno norteamericano para nuestro país, el Subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Michael Kozak, advirtió que su país espera “que las autoridades dominicanas garanticen elecciones libres y justas el domingo”.
No sólo las encuestas independientes, el clamor popular, la clase media, los jóvenes y el pueblo en general permiten también ponderar que en las elecciones del domingo Luis Abinader y los candidatos del PRM y aliados harán una barrida.
Esa barrida es motivada en que las propuestas de cambio y unidad de Luis Abinader se han convertido en un eje transversal la que conecta con el sentir de la mayoría de los dominicanos, de todas las clases sociales, credos religiosos y políticos que, pare sorpresa de muchos, incluyen a servidores del gobierno y del presidente Leonel Fernández, que advierten la importancia de salir de esto en primera vuelta.
Un hombre sabio y prudente, como Quico Tabar, quien continúa siendo asesor de personalidades del mundo empresarial y político, escribió en el periódico Hoy: “Lo que más conviene al país es que todo se resuelva en la primera vuelta. Que la ciudadanía no deje espacio a volver a un nuevo proceso electoral en 20 días en medio de la pandemia, cuando todo indica que sería una confirmación de lo que suceda en la primera”.
La respuesta que parece estar dando el gobierno del PLD a ese masivo respaldo a la oposición es una enorme, costosa y turbia campaña que veo en Youtube y otras redes para tratar de descalificar al ex presidente Hipólito Mejía y a los candidatos del cambio.
Y que no pretendan meter “con artimañas, 10 votos por mesa”, como recomendó Gonzalo Castillo, en una reunión con seguidores, en un video disponible en el link https://www.youtube.com/watch?v=_cr0q2iNMFw&feature=youtu.be, o que intenten perturbar de cualquier manera el proceso electoral que, como manda la constitución dominicana y recomienda el gobierno de Estados Unidos, debe ser libre, justo y transparente.
Cualquier desasurdo que ocurra antes, durante y transcurridas las elecciones, será fundamentalmente responsabilidad del jefe de estado y de gobierno, comandante en jefe de las FF.AA. y la PN y dueño y señor del PLD, el presidente Danilo Medina, única persona que puede ordenar, autorizar o permitir que sea perturbado el proceso.
Por eso yo, que tengo afecto personal por el presidente Medina, por haber compartido el cariño de amigos entrañables, y además por el sosiego del país, en este último llamado le deseo que salga lo mejor parado posible del proceso.
Todavía este sábado le queda tiempo para salirse de abajo de cualquier patana que pudiera atropellarlo, en ese sentido. Amén.